RELACIÓN DEL ÍNDICE DE MASA CORPORAL (IMC), PORCENTAJES DE

GRASA Y DE MASA MUSCULAR, CON EL NIVEL DE PREVALENCIA DE

LESIONES MÚSCULO-ESQUELÉTICAS EN HOMBRES DE LOS 20 A LOS 35

AÑOS.

RELATIONS OF THE BODY MASS INDEX (BMI) AND THE PERCENTAGES OF

FAT AND MUSCLE MASS WITH THE PREVALENCE LEVEL OF

MUSCULOSKELETAL INJURIES IN 20 TO 35-YEAR-OLD MEN

Diego Coto Cordero1, Jimmy Rojas Quirós2, Jorge Ortiz Ulloa3, Juan Martin Rojas Gómez4

  1. Licenciado en la Enseñanza de la Educación Física, Universidad Florencio del Castillo, edufidiego.11@gmail.com
  2. Magíster Scientiae en Salud Integral y Movimiento Humano con énfasis en salud, Universidad Nacional de Costa Rica; Educación Física, Universidad de Costa Rica.
  3. Licenciado en la Enseñanza de la Educación Física, Universidad Florencio del Castillo.
  4.  Master en Administración Educativa, Tutor de Investigación, Universidad Florencio del Castillo

Resumen

Coto, D.; Rojas Quirós, J.; Ortiz, J. y Rojas, J. (2016). Relación del índice de masa corporal (IMC), porcentajes de grasa y de masa muscular, con el nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas en hombres de los 20 a los 35 años. El propósito fue analizar si el Índice de Masa Corporal (IMC), el porcentaje de grasa (PG) y el porcentaje de masa muscular (PMM) presentan relación con la prevalencia de lesiones músculo– esqueléticas en hombres que asisten a un centro de acondicionamiento físico. Para ello, se examinaron los valores de IMC, PG y PMM en 129 hombres, con edades entre los 20 a los 35 años, seleccionados por conveniencia. Dichos valores se obtuvieron mediante la medición brindada por el método de impedancia bioeléctrica, por medio de la máquina Inbody 370. Para obtener el nivel de prevalencia de lesiones músculo–esqueléticas, se administró un cuestionario autoaplicado, confeccionado para efectos de la investigación. Se encontró que el 42,6 % de la población presenta sobrepeso, 48,1 % posee PG alto, 41,1 % mantiene PMM alto, mientras que la prevalencia de lesiones musculo- esqueléticas es de un 50,4 %. Se obtuvo una correlación alta entre el nivel de prevalencia de Lesiones y el IMC (rho=.845; sig.˂.001), y se produjeron correlaciones positivas con las otras variables (rho=.261; sig.˂.001 /rho=.410; sig.˂.001); por ello, se concluye que los indicadores correspondientes a la composición corporal son directamente proporcionales a la prevalencia de lesiones músculo– esqueléticas en la población estudiada.

Palabras clave: Lesiones músculo–esqueléticas, Índice de Masa Corporal, Grasa Corporal, Masa Muscular, Impedancia bioeléctrica.

Abstract

Coto, D.; Rojas-Quirós, J.; Ortiz, J. y Rojas, J. (2016). Relation of the body mass index (BMI), the body fat percentage and the muscle mass percentage with the prevalence level of musculoskeletal injuries in 20 to 35- year old men. The purpose of the research was to analyze if there is a relation between the Body Mass Index (BMI), the body fat percentage (BFP) and the muscle mass percentage (MMP) with the prevalence of musculoskeletal injuries in men who attend a fitness center. In order to get this information, the BMI, the BFP and the MMP indexes of 129 men between the ages of 20 and 35 years old, selected by convenience, were tested. These indexes were obtained through the measure given by the machine 370 and by using the bioelectrical impedance method. Additionally, a self-administrated questionnaire was drawn up and applied to obtain the prevalence level of musculoskeletal injuries. It was shown that 42.6 % of the population is overweight, 48.1% has high BFP, 41,1 % maintains a high MMP , while the prevalence of musculoskeletal injuries is 50.4%. In addition, the research showed a high correlation between the prevalence level of injuries and the

BMI (rho= .845 sig ˂.001), and also positive connections with the other variables (rho= .261; sig ˂.001/ rho=.410; sig. ˂.001). Consequently, it is concluded that the corresponding body composition indicators are directly proportional to the prevalence of musculoskeletal injuries in the examined population.

Keywords: musculoskeletal injuries, Body Mass Index, Body Fat, Muscle Mass, bioelectrical impedance.

Existe una tendencia mundial de que las personas con el aumento significativo del IMC tienden a padecer de obesidad y otras enfermedades, que, a la vez, se vincula con PG y PMM; la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que las personas con altos índices de IMC se ha duplicado a partir de 1992; en el 2008, se presentaron cifras elevadas con más de 1400 millones de adultos, con 20 años o más, que presentan sobrepeso (Brenes, 2013).

Este desequilibrio en el estado nutricional de las poblaciones jóvenes, producidos por una alimentación desbalanceada, malos hábitos de actividad física diaria, sedentarismo, están ocasionando que los adultos jóvenes generen altos niveles de grasa corporal, sobrepeso y debilidades musculo-esqueléticas, que repercuten directamente sobre su estado de salud. Ello se convierte, incluso, en un parámetro para los estudios epidemiológicos en la estratificación de la salud poblacional, al encontrarse que la obesidad aumenta el riesgo de morbimortalidad (Gil, 2010).

Si se conjugan ambos factores, el sedentarismo y mala alimentación, se arrojan resultados como los que brinda la OMS. Según un estudio realizado por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza en España (FETE) con población de docentes con altos niveles de sedentarismo, dio como resultado que uno de los factores de riesgo para la generación de lesiones músculo–esqueléticas es el sobrepeso y la mejor forma de combatir este es la práctica del ejercicio acompañado de dieta adecuada (FETE–UGT, 2008).

El dilema es que la sociedad costarricense es sedentaria y con malos hábitos alimentarios, lo que está impactando de forma significativa la salud de la población en general (Ministerio de Salud, 2011). La encuesta nacional de nutrición 2008-2009, mostró una prevalencia de 21,4 % de sobrepeso y obesidad en niños(as) entre 5 y 12 años de edad; en adolescentes, entre 13 y 19 años, un 20,8 %. En mujeres de 20 a 44 años un 33,2 % de sobrepeso y un 26,5 % de obesidad; en mujeres de 45 a 64 años, el sobrepeso fue de 38,5 % y la obesidad de 38,8 %; mientras tanto, en los hombres de 20 a 64 años, se demostró un sobrepeso de 43,5 % y un 18,9 % de obesidad (Encuesta Nacional sobre Factores de Riesgo Cardiovascular, 2010).

La importancia de prestar atención a las lesiones músculo–esqueléticas que se presentan radica en determinar si el origen de estas se debe a tener elevado el IMC, el PG o a mantener el PMM por debajo de lo conveniente. De ello dependerá que se generen alteraciones en el aparato locomotor, lo cual ocasiona disminución en la eficiencia de la movilidad articular. Este tipo de lesiones, genera, a su vez, que la persona no pueda realizar actividades físicas de forma normal, pues se va a ver imposibilitada en relación al movimiento, fuerza, destreza, resistencia, entre otros (Aedo y Bustamante, 2012).

En atención a lo anterior, la presente investigación procura valorar la relación del IMC, PG y PMM en la prevalencia de lesiones músculo–esqueléticas, en poblaciones que, en principio, deberían ser sanas, ya que se someten constantemente a programas de acondicionamiento físico.

 

Metodología

Sujetos. La población de estudio está conformada por 129 hombres con edades de los 20 a los 35 años, que asisten a un centro de acondicionamiento físico, seleccionados por conveniencia para realizar el estudio, a quienes se les aplicó el consentimiento informado y un cuestionario de datos generales del sujeto.

Instrumentos. Se aplicaron las siguientes mediciones de composición corporal:

 

  • IMC: porcentaje que se obtiene de relacionar el peso de la persona con la altura; este presenta como ventajas su precisión y factibilidad, que, a su vez, resulta accesible económicamente, debido a que solamente se utiliza una fórmula matemática (Sabán, 2012). La fórmula, mediante la cual se calcula, es dividiendo el peso de la persona –en kilogramos– por la altura que tiene –en metros al cuadrado-, para valorar el estado nutricional de la persona.
  • PG y PMM: mediante el método de impedancia bioeléctrica, el cuerpo humano recibe la corriente eléctrica que le es enviada a través de un sistema computarizado. La cantidad de agua del cuerpo determina la oposición al flujo de la corriente, de manera que este flujo implicaría el PG (Clark, 2006). Para ello, el medio utilizado fue la máquina Inbody 370, la cual presenta únicamente 2 % de porcentaje de error, y clasifica el PG en bajo, cuando es por debajo del 10 %; saludable, al ubicarse entre 10 % y 20 %, y alto en grasa, al ser superior al 20 %. En cuanto al PMM, el porcentaje de masa muscular es bajo por debajo de un 90 %; es normal, al ubicarse entre 90 % y 110 %, y es alto al ser mayor de 110 %.
  • Prevalencia de lesiones musculo-esqueléticas: se aplicó cuestionario, elaborado para efectos de la investigación, de tipo Likert, para lo cual García (2012) menciona que este tipo de cuestionario “permite conocer la actitud de los individuos a partir de un conjunto de frases representativas del estímulo estudiado”, aunado a que “el entrevistado debe indicar el grado de acuerdo con cada una de ellas en una escala” (p. 98). El cuestionario consta de seis preguntas relacionadas con aparición de lesiones musculo-esqueléticas, respecto de respuestas que van de siempre a nunca. La clasificación del nivel de prevalencia es alto, si el puntaje total del cuestionario ronda de los 13 a los 18 puntos, lo cual indica que la persona presenta una o más lesiones músculo-esqueléticas, que le imposibilitó realizar actividad física por un tiempo, además de recurrir a ayuda médica y profesional para el tratamiento de la lesión.

 

El nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas es moderado, si el puntaje total del cuestionario ronda entre 2 a 12 puntos, puesto que permite afirmar que la persona presenta una lesión músculo-esquelética, que, a lo mejor, no tuvo que detenerse en la realización de actividad física y no necesitó de ayuda médica y profesional para el tratamiento de la lesión. Por último, el nivel de prevalencia en lesiones es bajo, si el puntaje del cuestionario es de 1 punto, puesto que, si la persona indica que nunca presentó ninguna lesión en el período indicado, no es necesario que continúe contestando el cuestionario.

Procedimiento. Se procedió a llamar a los 129 sujetos que asistieron a una feria de la salud, que se llevó a cabo en las instalaciones del Centro de Acondicionamiento Físico, a la cual

asistió el 75 % de los sujetos convocados. En ella, se procedió a tomar los valores de IMC, los porcentajes de PG y PMM; se aplicó, a su vez, el cuestionario para determinar la prevalencia de lesiones. El 25 % restante de la población que no asistió a la feria, se procedió a localizarlos mediante llamadas telefónicas y asignarles una cita, en la cual se realizó el mismo procedimiento que se empleó en la feria de la salud. Dicha población asistió en su totalidad, de manera que se pudo contar con los datos del 100 % de la muestra.

Resultados

Una vez aplicados los instrumentos de medición, se obtiene que más de la mitad de la muestra presenta un rango normal del IMC, correspondiente a 52,7%. El resto de personas se ubican en los niveles de sobrepeso, obesidad I y obesidad II, para un total de 47,3 % de los sujetos analizados, mientras que ninguno de los sujetos presenta rangos de desnutrición y obesidad mórbida. Lo anterior implica que ningún sujeto se encuentra en los límites más peligrosos en cuanto a IMC, tal y como se muestra en el gráfico 1.

Gráfico 1. Distribución porcentual del IMC en los hombres de los 20 a los 35 años, usuarios del Centro de Acondicionamiento Físico.

En lo que respecta al PG, se obtuvo como resultado que el 0,8 % de la muestra presentó un PG bajo, el 51,2 % tuvo porcentaje de grasa normal y el 48,1 % se encuentra en un rango alto, con un porcentaje muy pequeño de nivel de PG bajo; según se muestra en el Gráfico 2.

Gráfico 2. Distribución porcentual del PG en los hombres de los 20 a los 35 años, usuarios del Centro de Acondicionamiento Físico.

Acerca del PMM, los resultados brindados por el análisis, 5,4 % de las personas estudiadas se ubicaron con nivel de PMM bajo, 53, 5% en rango normal, y 41, 1% en rango alto. Esto implica que más de la mitad de la población analizada se encuentra en rango normal, lo cual indica que la masa muscular de esta población se encuentra dentro de los parámetros saludables. El Gráfico 3 ejemplifica dichos resultados, según se muestra a continuación:

Gráfico 3. Distribución porcentual del PMM en los hombres de los 20 a los 35 años, usuarios del Centro de Acondicionamiento Físico.

 

Por otra parte, en cuanto al nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas, los resultados señalan que el 29,5 % de la muestra presenta un nivel de prevalencia bajo, el 20,2 % tiene un porcentaje moderado y el 50,4 % corresponde al nivel alto de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas. De esta forma, poco más de la mitad de la población presentó una o más lesiones músculo-esqueléticas, que le imposibilitó realizar actividad física por un tiempo, además de recurrir a ayuda médica y profesional para el tratamiento de la lesión, según se muestra en el Gráfico 4.

Gráfico 4. Distribución porcentual del nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas en los hombres de los 20 a los 35 años, usuarios del Centro de Acondicionamiento Físico.

Se realizó una correlación de Spearman (Rho) de las anteriores variables, mediante el programa SPSS versión 18.1 para Windows; se obtuvo una correlación positiva entre el IMC y el nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas (rho=.845; sig. ˂.001), al alcanzar correlaciones positivas con las otras variables (rho=.261; sig. ˂.001 / rho=.410; sig. ˂.001), obsérvese la tabla 1:

 

Tabla 1. Correlación de las variables IMC, PG y PMM con la variable de Nivel de Prevalencia de lesiones musculo-esqueléticas, en la muestra de hombres de los 20 a los 35 años, usuarios del Centro de Acondicionamiento Físico.

VariablesCoeficiente de correlación (rho)Sig. (bilateral)
IMC- NPLME.845˂.001**
PG- NPLME.261˂.001**
PMM- NPLME.410˂.001**

 

**La correlación es significativa al nivel 0.01 (bilateral). NPLME= Nivel de Prevalencia de Lesiones musculo-esqueléticas

Discusión

Las lesiones deportivas en la actualidad se presentan con gran frecuencia al realizar cualquier tipo de actividad física o deporte como correr, saltar, nadar, realizar trabajos de contra resistencia en gimnasios; de manera, que siempre va a existir un riesgo de lesiones músculo-esqueléticas en el cuerpo. Lo anterior no implica que el realizar actividad física sea negativo; por el contario, es de gran importancia para la salud y calidad de vida, por encima de algún daño en los sistemas muscular y óseo (Barh y Maehlum 2007).

Cada persona tiene un somatotipo definido: se puede observar cuerpos delgados de gran altura, que requieren de mejor alimentación al ser de contextura fina, otros de huesos grandes, músculos bien definidos, hombros anchos, con un peso normal y por último personas con poca definición en los músculos, que tienden a la obesidad y su estatura baja (Morales 2013). Mediante mediciones antropométricas puede verse reflejado el IMC y sus niveles de PG y PMM, lo que brinda una referencia sobre el tipo de ejercicio que es el indicado para cada somatotipo.

Independientemente del somatotipo de cada persona, según se indicó, el tener un aumento en el peso corporal repercute en las articulaciones, principalmente las que se encuentran en el tren inferior, ocasionando la aparición de lesiones (Godínez, 2001). Esto, en razón de que al mantener el peso elevado se dificulta la realización de actividad física, de manera que cuando se realiza esta se comprometen los músculos y articulaciones involucrados, así como el sistema óseo, que puede ocasionar que la realización de ejercicio resulte contraproducente.

En el desbalance entre el PG y PMM de modo desproporcionada, el cuerpo humano tiende a afectar el peso corporal y, por ende, puede ser un factor negativo en lo que respecta a las lesiones músculo-esqueléticas. “La relación con la incidencia de lesiones es variable dependiendo del deporte y del biotipo requerido para su práctica.” (Ávalos 2007, p. 17). Por tanto, conocer a fondo las cantidades específicas de masa magra y masa grasa, así como el IMC, ayudaría a relacionar el tipo de ejercicio que resulte adecuado para la lesión que se presenta.

La mayor parte de los usuarios de los centros de acondicionamiento físico pueden presentar lesiones musculo-esqueléticas, las cuales afectarían su trabajo físico y las actividades de tipo aeróbica que realiza en la vida diaria; en este caso, trabajos explosivos y anaeróbicos en lo que respecta al área de pesas. Actualmente, dicha población no le da importancia, si se posee el IMC alto, bajo y normal; así como el PG y el PMM bajo o alto, al realizar ejercicios que pueden afectar su cuerpo por motivos de sobrepeso o peso bajo.

Relacionar estos conceptos con los niveles de lesiones procura obtener una noción de hacia dónde se deberían enfocar los trabajos referentes a la composición corporal y las posibilidades de sufrir alguna lesión, debido a este parámetro físico, de manera que se evite lo más posible que el cuerpo se vea involucrado en algún tipo de lesión musculo-esquelética.

Lo anterior tiene la relevancia de que los usuarios puedan conocer periódicamente el PG, PMM e IMC que poseen, con el fin de que, al momento en que realicen actividad física, sean conscientes del tipo de ejercicio que pueden realizar –sea de forma anaeróbica, aeróbica, o de resistencia– y así poder evitar que se lesionen, al posibilitar la realización continua de actividad física.

Dado que, tal y como se indicó recién, cuando una persona realiza actividad física está expuesta a sufrir cualquier alteración en el cuerpo por diferentes circunstancias, quienes acuden a realizar actividad física a los gimnasios y otros, son altamente propensos a sufrir lesiones del tipo músculo-esqueléticas. Algunos estudios anteriores han mencionado una correlación entre el peso corporal y las lesiones músculo-esqueléticas.

El autor Bray (1985), citado en Vila, Ferragut, Abraldes, Rodríguez y Terry (2013), ha indicado:

La medición de la composición corporal se ha convertido en algo muy utilizado en entrenadores, médicos y profesionales de la salud. Los estudios actuales, confirman la idea de que el sobrepeso, entendido como exceso de grasa corporal, está directamente relacionado con lesiones músculo-esqueléticas, reducción del rendimiento deportivo y, por supuesto, con muchos problemas de salud. (p. 19)

De ahí la importancia de que la persona que realiza actividad física tenga la información suficiente que le permita conocer el IMC, PG, PMM que tiene, para determinar si estos niveles se encuentran en los parámetros adecuados para su edad y estatura, con el objeto de poder realizar la actividad física de la mejor manera posible, al prevenir la aparición de cualquier inconveniente en las zonas músculo-esqueléticas.

Por su parte, la organización American College of Sports Medicine (2008) ha mantenido la teoría de que la composición corporal es elemento de riesgo para la aparición de lesiones musculares, ya que, en ocasiones, al poseer altos niveles de grasa en relación con la masa muscular de la persona –lo que se entiende como desbalance corporal– las personas con sobrepeso realizan actividades físicas en las cuales soportan un esfuerzo mucho mayor al que pueden realizar por su peso. Esta situación sucede de igual forma con las personas delgadas.

 

Por lo expuesto, las cargas en los entrenamientos deben ser dosificadas de acuerdo con la capacidad de la persona en lo correspondiente a su fuerza, y a sus niveles de PMM, PG e IMC, pues el cuerpo humano está capacitado para soportar cargas de acuerdo con estos niveles, y, si se sobrepasan, la persona va a estar más propensa a sufrir alteraciones del tipo músculo-esquelético.

Al aplicar la fórmula para conocer el IMC de la población, en primer momento se pudo constatar que gran parte de los sujetos estudiados no tenían un conocimiento previo de su nivel de IMC. Esta medición arrojó como resultados que el 52,7 % de la población estudiada presenta IMC en el rango normal, aspecto que, inicialmente, puede parecer positivo; sin embargo, el resto de personas se ubican en los niveles de sobrepeso, obesidad I y obesidad II –para el total de 47,3 % de los sujetos analizados–, lo cual refleja que la población bajo estudio quizás asiste al Centro de Acondicionamiento Físico con el fin de poder regular su peso, aunado a demás beneficios de realizar actividad física, como lo es mejora en la imagen corporal, en la salud, para tratar alguna lesión, entre otros.

Unido a todo ello, ninguno de los sujetos presentó desnutrición u obesidad mórbida. Esto implica que ningún sujeto se encuentra en los límites más peligrosos en cuanto a IMC.

A nivel general, cuando una persona ingresa al Centro de Acondicionamiento Físico y se le consulta por el objetivo que le impulsa a realizar actividad física, en muchos de los casos la respuesta es bajar de peso corporal, debido a que la población incurre en conductas de sedentarismo y mala alimentación, que, como consecuencia, brinda un aumento en el nivel de IMC y de otros parámetros, pues genera resultados que ubican a gran parte de los usuarios en los niveles de sobrepeso y obesidad I.

En cuanto a las mediciones de PG, los resultados brindados por la máquina Inbody 370 arrojaron que el 51,2 % de la población maneja porcentajes de grasa normales, el 48,1 % corresponde a niveles altos y, únicamente, el 0,8 % se mantuvo en rangos bajos. Es importante mencionar que en relación con los niveles de grasa corporal, un factor de análisis determinante es la forma en que se alimenta cada individuo, ya que la grasa corporal va relacionada con la ingesta calórica. Así lo indica Bean (2007), quien indica que

“para perder grasa, el objetivo tiene que ser la reducción de calorías como porcentaje de la ingesta calórica de mantenimiento” (p. 189).

Por tanto, el resultado de 48,1 % de la población con PG alto implica una alimentación que probablemente no se encuentra balanceada o no resulta eficiente para lo que cada persona requiere diariamente. También, podría implicar un desbalance en tiempos de comida, o en las porciones que se consumen, de manera que no se tiene una base de alimentación adecuada.

Acerca del PMM, el 5,4 % de las personas estudiadas se ubicaron con nivel de PMM bajo, 53,5 % en rango normal, y 41,1 % en rango alto. Esto implica que más de la mitad de la población analizada se encuentra en rango normal, lo cual indica que la masa muscular de esta población se halla dentro de los parámetros saludables.

Aunado a ello, el rango alto –de 41,1 %– es un indicador al cual se le debe prestar atención, puesto que señala que es una población a la que le gusta realizar trabajos de fuerza,

 

contrarresistencia (pesas) y aumentar masa muscular (hipertrofia); según Brooks (2007) “el entrenamiento de fuerza aumenta y mantiene la masa muscular, con lo cual disminuyen los cambios negativos de las funciones fisiológicas relacionados con la edad” (p. 150). De manera, que, al notar que la mayoría de la población bajo estudio se encuentran con PMM normal y alto, se puede considerar que cuentan con masa muscular saludable.

Al relacionar el PMM con los índices brindados anteriormente de IMC y PG, se tiene que, grosso modo, se repite el patrón presentado anteriormente, en que la mayor parte de la población estudiada se encuentra en niveles normales, al seguir con los niveles altos, y, en pequeña medida, con los bajos.

Al respecto, Baechle y Earle (2007) han indicado que evidencias científicas señalan que el entrenamiento con pesas puede ser seguro, si se sigue un plan de entrenamiento adecuado para la persona, ya que programas mal diseñados presentan un riesgo potencial; recalcó la importancia de que las personas que inician un programa de entrenamiento lo hagan a partir de un nivel bajo, y, por ello, la prescripción del ejercicio debe ser individualizada, de manera que este se dirija a aprender la correcta ejecución de los ejercicios y reducir al mínimo el riesgo de posibles molestias y lesiones musculares: “la presencia de personal calificado, el descanso adecuado y una buena instrucción puede hacer disminuir el riesgo de lesión al mínimo” (p. 184).

En el mismo sentido, Bompa (2005) señaló que un programa de entrenamiento de fuerza bien estructurado con una periodización a largo plazo, igualmente bien estructurada, también brinda seguridad, en la medida en que evita lesiones. De tal suerte, es importante el diseño de un programa de fuerza de compensación para todos los músculos, sin exponer a la persona a cargas que no sean adecuadas para ella.

Es importante tomar en cuenta que, al momento en que se aplicó el cuestionario para determinar el nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas en la población, se determinó que la mayor parte de la población se entrena en promedio de 4 a 5 días en el Centro de Acondicionamiento Físico, y que prefiere realizar en su gran mayoría trabajos de pesas, lo cual refleja la cantidad de personas que mantiene PMM alto.

Finalmente, al observar que el nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas es alto

–con un 50,4 % de la población estudiada– demuestra que una de las causas principales de dichas lesiones es la composición corporal de las personas. De esta forma, la misma composición corporal juega un papel fundamental en la aparición de lesiones que se presentan en el Centro de Acondicionamiento Físico, en varones con edades de los 20 a los 35 años, aspecto al que se debe prestar atención, ya que los resultados obtenidos son preocupantes.

Conclusiones

La correlación entre los indicadores de composición corporal y el nivel de prevalencia de lesiones músculo-esqueléticas es importante, porque refleja que existe una relación directa entre ambos, puesto que queda demostrado, mediante la citada correlación, que, al presentar niveles altos de grasa corporal -así como IMC por encima de niveles normales-, ocasiona que las articulaciones, huesos, músculos y tendones tengan que soportar un peso para el cual no se encuentran preparados, y se padezca de lesiones, tal y como se demostró en el estudio realizado.

Por ello, resulta relevante que las personas conozcan su composición personal al momento de practicar actividad física dentro del centro de acondicionamiento, pues, de lo contrario, se puede incurrir en prácticas deportivas excesivas, entrenamientos mal ejecutados o que no corresponden al nivel físico ni corporal de la persona, lo que puede ser perjudicial para la salud, en lugar de lograr beneficios.

También, es trascendente que, al momento de realizar actividad física, la persona tenga en claro los objetivos que busca, mediante la práctica de ejercicio, en relación con su composición corporal. Dichos objetivos deben ser realistas con el estado físico de la persona, de manera que esta preste más atención a los niveles de IMC y PG que se muestran más elevados -ya que se demostró que la mayor parte de la población se mantiene en niveles óptimos de PMM-; de esta forma, que la práctica de deporte se oriente a regular tales niveles que son negativos, de modo que se ubiquen en rangos normales o saludables.

Por tanto, se recomienda que las personas tomen conciencia de su composición corporal, para que, al momento de realizar actividad física, no se genere perjuicio en la salud, al someter a los músculos, huesos, tendones y articulaciones a un esfuerzo indebido para el cual no se encuentra preparado. Aunado a ello, mantener buenos hábitos tanto alimenticios como deportivos, antes de realizar actividad física, durante esta y después de aquella, lo cual debe ser implementado no solamente por la población sujeta a estudio, sino también por el gimnasio propiamente y por los instructores que laboran en él, con el fin de evitar que las personas se lesionen y que puedan realizar actividad física, sin que nada afecte a esta.

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