Corría el crepúsculo cronológico del año 1980, un lustro casi había registrado ya su ciclo en la vida académica docente del señor Gerardo Rodolfo Valverde Segura, quien como profesor activo del excelentísimo Instituto Tecnológico de Costa Rica en la Facultad de Administración de Empresas, había germinado en su peculio pensador la idea de construir una plataforma educativa universitaria que pudiese ofrecer oportunidades de crecimiento profesional a una gran población cartaginesa, que por falta de tiempo por sus trabajos y obligaciones personales acusaban la imposibilidad para hallar carrera o cupo en la incipiente y prolífera institución ITCR ya pionera en Cartago en esta rama formativa universitaria.